«Entonces Job respondió al SEÑOR, diciendo: Yo sé que todo lo puedes, y que ninguno de tus propósitos puede ser impedido. ¿Quién es éste que oculta un consejo sin conocimiento? Por eso he contado lo que no entendía; cosas inescrutables para mí, y que yo no comprendía. Escúchame, pues, y hablaré; te preguntaré, y tú me enseñarás. Con el oído de mis oídos oí, pero ahora mis ojos te ven. Por eso me aborrezco y me arrepiento en polvo y ceniza».
Job 42:1-6
A estas alturas, Job ya había pasado por su tribulación, y Dios le habló y le mostró que el entendimiento divino es muy amplio y el hombre no puede alcanzarlo. Fue entonces cuando Job respondió y dijo las palabras anteriores. En ese momento Job adquirió sabiduría. Llegó a la plena comprensión de que Dios es infinito en conocimiento y sabiduría y que es mejor aprender de Él que discutir con Él. Muchas cosas hace Dios en nuestras vidas que no entendemos, pero en lugar de murmurar y cuestionarle, podemos, como Job, sentarnos a sus pies y pedirle que nos enseñe; entonces nos enseñará cosas ocultas que no conocemos, entenderemos sus caminos y veremos que todas las cosas han contribuido a nuestro bien según su dirección.
Comienza un nuevo año y la mejor manera de empezarlo es encomendando nuestros caminos a Dios; pidiéndole que nos dirija, que nos revele Su voluntad y que nos guíe según lo que Él sabe que es mejor para cada uno de nosotros. La Palabra dice: «Encomienda al Señor tu camino, confía en él, y él hará todo lo demás». Salmo 37:5 Pero sabed esto: El camino que Dios nos lleva a recorrer es el camino de la obediencia a su Ley, a los Diez Mandamientos que Él ha establecido como norma de felicidad para el hombre. Caminando en la Ley seremos perfectos, y para eso necesitamos la ayuda que el Señor ya nos ha proporcionado por medio de Jesús.
¡Que este año nos aferremos a Cristo, y que a través de Él vivamos según la voluntad de nuestro Padre Celestial!
Amén.
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